Seminarista de Puerto Armuelles en la Diócesis de David, fue ordenado Diácono

Seminarista de Puerto Armuelles en la Diócesis de David, fue ordenado Diácono

PANAMÁ. 30 DE ENERO DE 2021.    En la parroquia de San Antonio de Padua de Puerto Armuelles en la Diócesis de David, el sábado 30 de enero, el Seminarista Olmedo Guerra Valencia, con mucha alegría y gratitud recibió el Sacramento del Orden del Diaconado de manos de Monseñor José Luis Cardenal Lacunza  Mestrojuán.

 

Con la imposición de las manos y plegarias de ordenación del Obispo,  el Espíritu Santo se hace presente en Olmedo convirtiéndolo en servidor de la comunidad cristiana, momento central  de la ordenación.  Seguido con la imposición de la estola y la dalmática, y finalmente recibe el Libro de los Evangelios con el que concluye el rito de la  ordenación. 

Mons. José Luis Cardenal Lacunza  Mestrojuán, Obispo de la Diócesis de David expresó, es una celebración gozosa y agradecida con nuestro Padre por haber animado  la vocación del seminarista Olmedo Guerra, en este caminar hacia el sacerdocio.  Oramos para que no solamente sea fiel a este don que recibe, si no para que continúe  con fidelidad su vocación y pueda alcanzar el sacerdocio como su próximo paso.

“Lo ordenaremos Diácono servidor de hombre y de la comunidad porque para servirle a Dios primero hay que hacerlo con el pueblo y ese será el ministerio que va a recibir el seminarista Olmedo, recalcó el Obispo de David, aún en medio de lo que implica la pandemia nos reunimos con alegría y gratitud, siguiendo las medidas de bioseguridad”.

 

Monseñor Lacunza, recalcó que tanto en la vida humana pero sobre todo en la vida cristiana, el servicio es vital,  si eso es valido para un cristiano en general, lo es mucho más para aquel que va a asumir en un momento dado el Ministerio Presbiteral,  aquel que va a ejercer el sacerdocio en el nombre del Señor.

 

Muchas veces cuando nos ordenado sacerdote pensamos, que  ya el diaconado se quedo atrás, “uno nunca deja de ser diácono aunque de el siguiente paso”, porque se es  presbítero en la medida que se es diácono,    el servicio está en el corazón de la vida de aquel que quiere vivir y servir al estilo de Cristo, porque de la misma manera en que se alaba y se  sirve a Dios cantando en los salmos y en el templo, también se le sirve ayudando al prójimo especialmente a los mas necesitados”, recalcó Monseñor Lacunza. 

 

El Ministro de la Iglesia, el diácono o sacerdote tiene que ser capaz de vivir y celebrar los misterio de la fe y de la Eucaristía, dijo Mons. Lacunza, sobre todo con la conciencia de que eso que está celebrando, esa entrega total de Dios por los hombres y mujeres, “tiene que hacerla realidad”.

 

El Cardenal Lacunza le aconsejó al seminarista Olmedo, “se trata de ser coherentes y para ello tenemos que fortalecernos, no solamente para la participación de los actos litúrgicos sino también con el pueblo en las celebraciones de la Liturgia y en la predicación porque es ahí en la Palabra,  cuando nos alimentamos de los sentimientos del Señor”.

 

Así que Olmedo, llegas a una meta que te va a exigir seguir creciendo, no es el punto  final porque sobre todo aspiras  a llegar al sacerdocio, sino porque el sacramento, el ministerio y el orden que recibes te compromete a vivir en esa entrega completa a Dios, a la oración, a la escucha  de la palabra y al servicio de los hermanos, fue la exhortación del Obispo de la Diócesis de David.

 

El Seminarista Olmedo Guerra Valencia, agradeció a Dios por esta hermosa oportunidad que le ha permitido a lo largo de este camino, a Mons. José Luis Lacunza  por su disponibilidad siempre con la congregación y en la misión  con toda esta iglesia panameña; así como también al Pbro. Teodoro Justavino, C.M., quien me ha acompañado en estos últimos años con su apoyo, palabras de animo, de fortaleza y de manera especial porque con el vi a Jesucristo en la comunidad de Santa Fe, en Darién. 

 

“Les pido fe queridos hermanos, se que me van a seguir acompañando  a lo largo de este trabajo, de ese compromiso que he adquirido y con la exhortación de Monseñor Lacunza, se que no es nada fácil pero se que es hermoso trabajar para Dios y eso lo he constatado a lo largo de todo este caminar”, fueron las palabras del seminarista Olmedo Guerra.