En nombre de Dios, ¡CESE LA REPRESIÓN!
Estas fueron casi las últimas palabras de San Oscar Romero al pedir al gobierno salvadoreño que dejara de reprimir al pueblo. Son las que repetimos -con temor y temblor- frente al gobierno de nuestro país, para que cesen de reprimir al pueblo, a los pueblos originarios de Panamá.
En los últimos días hemos sido testigos, a través de diversos medios, de la represión indiscriminada y brutal que ha ejercido las fuerzas armadas (¿ejército ilegal?) de Panamá sobre la población. Lo que más nos ha llamado la atención ha sido la saña y brutalidad con que han ejercido esta represión sobre los pueblos indígenas en Chiriquí, Veraguas, Panamá Este y Darién.
Mujeres encadenadas y humilladas, mujeres desnudadas y tratadas con desprecio, gente herida gravemente con perdigones “especiales”, dinerales desperdiciados en bombas lacrimógenas, bombas en las casas contra niños y adultos mayores. ¿Qué les pasa? Los entrenaron en la nefasta ¿Escuela de las Américas”? ¿De dónde sale la rabia y ese enojo ciego (saña) con que tratan a la gente? ¿Quién los guía, quién los envía, quién les ordena eso?
¿Aplicar la ley significa despreciar, humillar, maltratar?¿Cómo es posible que su lema sea “Dios y Patria”? Acuérdense que no hay que usar el nombre de Dios en vano.
En nombre de Dios, les pedimos, les exigimos, ¡Cesen la represión!
Panamá, 3 de junio de 2025.