
HOMILÍA EN EL DÍA DEL MAESTRO PANAMEÑO
Mons. Luis Enrique Saldaña, Obispo de David y Presidente del Consejo de Educación y Cultura– Conferencia Episcopal Panameña (CEP)
1 de diciembre de 2025 · Basílica Menos Don Bosco
Queridos hermanos y hermanas en Cristo; queridos maestros y maestras aquí presentes y quienes nos acompañan desde FETV y otras plataformas de comunicación:
Hoy celebramos con profunda gratitud el Día del Maestro Panameño, una fecha de enorme relevancia nacional que ilumina nuestra reflexión litúrgica en este tiempo de Adviento, tiempo de esperanza, vigilancia y preparación interior.
Esta Eucaristía es un abrazo espiritual a todos aquellos que han consagrado su vida a la educación, a quienes han hecho de su vocación un servicio amoroso al país, a la niñez y a la juventud panameña. Celebrar este día en la Basílica Don Bosco, patrono de los jóvenes y maestro de educadores, nos recuerda que la misión docente es mucho más que una profesión; es una vocación profundamente humana y cristiana, un arte que toca el corazón mismo del Evangelio, porque educar es colaborar con Dios en la formación de personas y en la construcción de la sociedad.
El sentido histórico del 1 de diciembre: un país que honra a sus educadores
El 1 de diciembre no es una fecha elegida al azar. El 14 de noviembre de 1958, mediante el Decreto N° 398, se declaró esta fecha como el Día del Maestro Panameño en honor al nacimiento del doctor Manuel José Hurtado, uno de los fundadores y pioneros de la educación nacional, un reformador pedagógico que dedicó su vida a modernizar el aprendizaje y a enseñar Ciencias Naturales y Exactas con métodos innovadores.
Por eso hoy, 1 de diciembre, rendimos honor a todos los profesionales y a todas las personas que se dedican a la noble tarea de enseñar y aprender, formando las dimensiones sociales, éticas, morales y culturales que sostienen a la familia y a la sociedad panameña. Con razón podemos decir: ¡Feliz día, maestros panameños!
Maestro, ¿a quién iremos? (Jn 6, 68): Enseñar en tiempos de cambio
El Evangelio nos recuerda que Jesús era llamado “Maestro”, porque enseñaba con autoridad, no solo por sus palabras, sino por su vida. Hoy, queridos maestros, vivimos tiempos profundamente cambiantes: avances tecnológicos acelerados, nuevos lenguajes sociales, crisis emocionales entre niños y jóvenes, retos económicos que afectan los hogares y un mundo digital que transforma la forma de aprender, relacionarse y comprender la realidad.
Ustedes han debido adaptarse de lo presencial a lo virtual; han debido integrar nuevas metodologías, afrontar tensiones sociales, acompañar a estudiantes en medio de realidades vulnerables, y hacerlo con una vocación que exige más valentía, más paciencia y más creatividad que nunca. Y, sin embargo, ustedes permanecen. No han renunciado. Han seguido acompañando, guiando y alentando a generaciones que necesitan urgentemente referentes éticos y humanos. Educar hoy no es fácil, pero es profundamente necesario. Y ustedes han demostrado, con hechos, que la vocación docente puede más que cualquier desafío.
La importancia del educador en la construcción del país
Cuando un maestro entra al aula —sea física o digital— entra también al futuro de la nación. Ustedes forman para que la niñez y juventud tengan una conciencia crítica, un profundo sentido ético y una gran responsabilidad ciudadana, con la sensibilidad humana y el amor por la verdad y el bien común. Ningún profesional del país —médico, ingeniero, líder social, científico, sacerdote, comunicador— llegó a su vocación sin haber tenido un maestro que creyó en él. La educación es un acto de fe en el ser humano, y el país se construye cada día en las aulas donde ustedes siembran humanidad, conocimiento y esperanza.
Desafíos actuales del educador panameño
Ser educador en la actualidad exige una fuerza interior que solo Dios puede sostener. Muchos educadores trabajan con recursos limitados, en ambientes emocionalmente exigentes, con cargas administrativas que complican la labor pedagógica. A veces sienten cansancio, frustración o falta de reconocimiento. Y sin embargo, siguen ahí, sosteniendo a miles de estudiantes que encuentran en ustedes una guía, un apoyo y una oportunidad.
Desde el altar, hoy queremos decirles con claridad absoluta, gracias por su compromiso, porque ustedes son indispensables para la vida del país. No existe transformación social sin ustedes; no existe tejido comunitario sin su entrega; no existe formación integral sin su testimonio de vida. Nuestros desafíos como nación —la violencia, la desinformación, la pérdida del diálogo, la desigualdad, la falta de sentido del bien común— se enfrentan con educadores que formen mentes críticas y corazones solidarios.
Don Bosco y la espiritualidad del educador cristiano
Aquí, en esta Basílica, resuena el espíritu de Don Bosco, quien veía en cada joven un sueño de Dios. Él repetía con firmeza: “Educar es cosa del corazón”. Y eso es lo que ustedes realizan cada día; educar desde la paciencia, desde la firmeza con ternura, desde la convicción de que cada niño y cada joven tiene un potencial sagrado. Piensen en cuántas vidas han tocado sin saberlo; la niña a quien ayudaron a creer en sí misma; el adolescente que se sintió acompañado cuando nadie más escuchaba; el joven que descubrió su vocación gracias a una palabra suya. Su vocación es profundamente evangélica. Son sembradores de esperanza, artesanos de humanidad y guardianes de la dignidad.
Acompañamiento con la Pastoral Educativa
A través de la Pastoral Educativa, la Iglesia en Panamá, reafirma su cercanía y su compromiso; caminamos con ustedes, no solo desde programas o palabras, sino desde la convicción de que su misión nace de Dios y es acompañada por Él. Así como en Adviento recordamos que el Señor “camina con su pueblo”, también nosotros queremos caminar con ustedes: defendiendo sus derechos, reconociendo su servicio, escuchando sus inquietudes, promoviendo su formación, cuidando su bienestar emocional y espiritual. Ustedes no están solos: la Iglesia está de su lado, siempre.
Cero muertes por SIDA
En medio de esta celebración dedicada al educador, hoy también recordamos que el 1 de diciembre es el Día Mundial de la Lucha contra el VIH/Sida, un tema que nos interpela desde la fe, desde la justicia y desde la compasión. El Adviento nos recuerda que Cristo viene a sanar, a consolar, a liberar, a traer luz a quienes viven en tinieblas.
Por eso, este día nos invita a mirar con misericordia y responsabilidad a quienes viven con VIH, muchas veces cargando estigmas, prejuicios y rechazos injustos. Como Iglesia, proclamamos con firmeza que ninguna persona debe vivir esta realidad en soledad o miedo; nadie debe ser reducido a un diagnóstico; nadie debe ser excluido del amor de Dios, de la comunidad o de la sociedad por causa de su condición de salud.
Los cristianos y la gente de buena voluntad, debemos ser instrumentos de acogida, de escucha, de información responsable y de misericordia. La lucha contra el VIH/Sida no es solo sanitaria, es también espiritual, ética y humana; y una Iglesia en Adviento está llamada a ser casa para quienes se sienten heridos, hogar para quienes buscan consuelo, y voz para quienes han sido silenciados.
También la Iglesia se une al llamado global para prevenir, acompañar y no discriminar a las personas que han sido afectadas por este flagelo.
Bajo el lema “Cero muertes por SIDA en 2030”, la campaña internacional de este 2025 nos recuerda que aún existen demasiadas historias de dolor asociadas a la infección por VIH, especialmente en su etapa avanzada.
Este día es un momento para renovar el compromiso de educar en la verdad, fomentar la responsabilidad, promover la prevención y garantizar el acceso al cuidado integral que toda persona merece, especialmente de nuestra juventud.
Apoyar la FETEVTON
En este tiempo de esperanza, queremos invitar a todo el pueblo panameño a unirse con generosidad a la FETVTON, la colecta anual que sostiene la misión evangelizadora de FETV, nuestro canal católico. Hasta el 7 de diciembre, cada aporte —grande o pequeño— es una semilla que permite que la Palabra de Dios siga llegando a los hogares, acompañando a los enfermos, formando conciencias, fortaleciendo valores y llevando consuelo a quienes más lo necesitan.
FETV no es solo un canal: es una obra de Iglesia al servicio del país. Por eso, los animamos a apoyar con alegría y esperanza esta misión que es de todos. ¡Sumemos juntos para que la luz del Evangelio siga iluminando Panamá!
Oración final
Pedimos al Señor por los educadores, que renueve sus fuerzas, ilumine sus aulas, proteja a sus familias y sostenga su vocación. Que María, Madre y Maestra, los cubra con su manto, y que Don Bosco interceda por ustedes y por todos los estudiantes del país. Que Jesús Maestro sea su inspiración cotidiana. Gracias, maestros y maestras, por su entrega, por su paciencia, por su amor a la educación. Panamá tiene esperanza porque ustedes siguen enseñando. Amén.
DESCARGAR: https://arquidiocesisdepanama.org/wp-content/uploads/2025/12/HOMILIA-DIA-DEL-MAESTRO-2025.pdf
