El Vicariato Apostólico de Darién celebró este 29 de noviembre de 2025, un siglo de existencia, en una jornada profundamente emotiva, marcada por la gratitud, la memoria viva y la firme decisión de seguir caminando como una Iglesia que no se detiene, que no se resigna y que, aun en medio de los desafíos, continúa anunciando esperanza.

Desde Metetí, corazón pastoral de la región, monseñor Pedro Hernández Cantarero, obispo del Vicariato, recordó con fuerza que el centenario no es una meta alcanzada, sino un hito que impulsa a comenzar de nuevo, con el ardor y la frescura de los primeros misioneros que pisaron esta tierra hace cien años.

El obispo Hernández, inició su homilía reconociendo que el Darién es una región atravesada por realidades que interpelan a la Iglesia con urgencia, como son la precariedad de los servicios de salud, la fragilidad del sistema educativo, la falta de agua potable en tantas comunidades, el aislamiento que persiste por caminos intransitables, los impactos humanos y sociales del flujo migratorio por la selva y las heridas profundas que deja el narcotráfico en familias y jóvenes. Ante este panorama, monseñor Hernández fue claro al advertir que “no podemos ceder al desaliento, porque el Señor nos llama a mirar este tiempo con esperanza. Somos un Vicariato en salida misionera”.

Recordó, con emoción, que el Vicariato nació pequeño, como una semilla puesta en manos de Dios y confiada a la fe de claretianos, sacerdotes, religiosas, laicos e innumerables comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes. Esa semilla fue creciendo entre alegrías y pruebas, sostenida por una fe que nunca se quebró y por una Iglesia que aprendió a mirar la realidad con los ojos de Cristo. Hoy, esa semilla se ha convertido en un árbol grande y lleno de vida: una familia de comunidades diversas que comparten la misión de anunciar el Evangelio en una tierra de frontera afirmó.

Monseñor Hernández exhortó a recordar con gratitud a quienes entregaron su vida al servicio de esta Iglesia, desde los primeros pastores que guiaron el Vicariato —Maíztegui, Preciado, Serrano, Ariz, Emiliani, Zuluaga— hasta los numerosos misioneros, religiosas y laicos que, en silencio, han sostenido el anuncio del Evangelio. “Sin ellos, este centenario no tendría sentido”, destacó.

Durante el Año Jubilar, que inició el 12 de diciembre de 2024, el Vicariato vivió momentos de profunda renovación gracias a la peregrinación de la Cruz y la Custodia con el Santísimo Sacramento en las diez zonas misioneras, la oración constante del pueblo, la elección del himno jubilar y la animación de la primera Carta Pastoral. Este camino fortaleció la identidad del Vicariato como una Iglesia que quiere vivir la comunión, la participación y la misión en medio de la diversidad cultural del Darién.

El Papa León XIV envió un mensaje —remitido desde Roma el 11 de noviembre de 2025 y leído durante la celebración por el Nuncio Apostólico, Mons. Dagoberto Campos Salas— en el que se une a la alegría por la fecunda labor evangelizadora del Vicariato Apostólico del Darién. En su saludo, el Santo Padre animó a continuar intensificando los esfuerzos para que la Palabra de Dios, los sacramentos y la atención a los más necesitados sigan llegando a todos, impartiendo además su Bendición Apostólica a esta Iglesia particular.

Monseñor Pedro Hernández concluyó su homilía con una invitación que resonó entre los fieles. “Damos gracias por el pasado, abrazamos el presente y ofrecemos el futuro. El centenario no termina aquí. Este es un nuevo comienzo. Que cada uno de nosotros sea luz en su comunidad, testigo del Evangelio en la familia, en el trabajo, en la educación, en la vida pública. Que esta tierra siga escuchando la Buena Noticia de Cristo”, señaló.

La celebración del centenario estuvo llena de alegría y color. Delegaciones de todas las zonas misioneras llegaron con sus tambores, cantos y vestimentas tradicionales, reflejando la riqueza étnica y espiritual del territorio. Se hicieron presentes también el Nuncio Apostólico, Mons. Dagoberto Campos Salas; el Cardenal José Luis Lacunza; y los obispos Manuel Ochogavía, Rafael Valdivieso, Edgardo Cedeño y Luis Enrique Saldaña, quienes acompañaron con fraternidad este momento histórico.

En esta ocasión, al estar fuera del país en misión episcopal, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, O.S.A., Arzobispo Metropolitano de Panamá, envió un mensaje de profunda cercanía espiritual, destacando que el Darién es un territorio único en la historia del país; puerta de entrada de la evangelización, punto de encuentro de culturas y lugar donde generaciones de misioneros han sembrado dignidad, fe y esperanza. Lamentando no poder asistir presencialmente, subrayó que celebrar cien años del Vicariato “es honrar una historia que ha marcado el rostro humano y espiritual de Panamá”, e hizo un llamado a toda la nación a mirar hacia el Darién con responsabilidad, justicia y compromiso.

También llegó el saludo fraterno del P. Mathew Vattamattam, CMF, Superior General de los Misioneros Claretianos, cuyo mensaje —leído por el P. Mauricio Borge, CMF, Superior Provincial en Centroamérica— expresó la cercanía de la Congregación en este histórico Centenario. En nombre de los Hijos del Inmaculado Corazón de María, felicitó al Vicariato y recordó con gratitud a los misioneros claretianos que, desde los inicios, sembraron el Evangelio en tierra darienita con pasión y entrega, manteniendo viva la llama misionera durante cien años. Reconoció también las luces y sombras del camino, animando a superar fragilidades y a crecer en fidelidad al Espíritu para que este aniversario marque el inicio de una nueva etapa evangelizadora, siempre en camino junto a los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos del Darién. Finalmente, reiteró el compromiso de la Congregación de continuar su presencia y servicio en el Vicariato Apostólico.

La celebración se desarrolló entre cantos, danzas y abrazos de una comunidad que, después de cien años, sigue creyendo que Dios continúa caminando con su pueblo. Bajo la protección maternal de Santa María la Antigua, el Vicariato Apostólico de Darién inicia su segundo siglo con la certeza de que la misión continúa… y que los próximos cien años ya comenzaron hoy.

Metetí, Darién – sábado 29 de noviembre de 2025


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