Con profunda fuerza profética, monseñor Manuel Ochogavía, obispo la Diócesis de Colón–Kuna Yala, presidió la misa solemne de la Fiesta de Jesús Nazareno de Portobelo, en la que miles de peregrinos acudieron a los pies del Cristo Negro para expresar su fe, esperanza y clamor por Panamá, este 21 de octubre de 2025, en la Parroquia San Felipe.

En su homilía, monseñor Ochogavía recordó que cada peregrino llega con una historia de dolor y de búsqueda. “El Nazareno expresa la esperanza. A eso vinimos: a buscar una razón para salir adelante, para creer que las cosas pueden ser mejores”, afirmó.

El obispo Ochogavía denunció las injusticias que golpean al pueblo panameño como son la falta de trabajo, deficiencias en el sistema de salud, corrupción y desigualdad social. “Aquí se roba y nada pasa. La justicia sigue ciega, muda y atada, sirviendo a los intereses de aquellos que lucran del dolor del pobre”, advirtió.

Se refirió también a la situación de los campesinos de Río Indio y al peligro de la explotación minera al decir que ese es el clamor de los que van a perder su tierra, de los que no tienen garantía de nada. Recordó que “los panameños dijimos no a la minería, pero se saltan las leyes, no les importa la vida de nadie, solo la plata”.

Monseñor Ochogavía señaló que la Iglesia no se quedará indiferente ante los clamores del pueblo que sufre, al recalcar que “la Iglesia no va a ser mediadora entre el corrupto y el pueblo”, ni se va a quedar “encerrada en las sacristías mientras el pueblo sufre. Vamos a estar vigilantes, diciendo lo que hay que decir”.

Dirigiéndose a los jóvenes, expresó su preocupación por un futuro incierto marcado por trabajos precarios y falta de vivienda. A la vez, hizo un llamado a la esperanza porque “Panamá se merece días mejores. Somos un país de gente buena y noble, que lucha y que confía en Dios”.
Finalmente, alentó a los devotos del Nazareno a transformar su fe en compromiso de vida. “Si tu dolor, tu prueba, no te ayudan a cambiar, no has venido para nada. Pero si viniste y esa prueba te ayudó a reconocerte necesitado de Dios, a cambiar de vida, a ser mejor persona, entonces valió la pena”, insistió.

La celebración en Portobelo volvió a ser un signo de la fe viva del pueblo panameño, que encuentra en el Nazareno consuelo, fuerza y esperanza en medio de las pruebas.

Panamá, 22 de octubre de 2025