
El obispo de la prelatura de Bocas del Toro, monseñor Aníbal Saldaña, pidió una investigación exhaustiva por parte del Estado y del Ministerio Público, no solo por el uso desproporcionado de la fuerza por parte de algunos estamentos de seguridad, sino también para esclarecer las responsabilidades de todos aquellos que han contribuido a quebrar a la provincia y sumirla en una grave crisis social y económica.
Aseguró que “lo que vivimos fue un vandalismo selectivo. Algunos ahora intentan justificarlo con teorías conspirativas, pero no sé con qué pruebas pueden afirmar que todo fue algo amañado, quizás incluso desde las mismas autoridades. Eso deja mucho que pensar”, expresó con preocupación durante la conferencia de prensa al cierre de la Asamblea Plenaria Ordinaria N.º 223 de la Conferencia Episcopal Panameña.
“Nos sentimos secuestrados”
Monseñor Saldaña cuestionó abiertamente cómo se organizó y sostuvo la huelga que paralizó la región por más de dos meses. “¿Quién la financiaba? ¿Quién la mantenía? ¿Quién alimentaba a los protestaban?”, preguntó. Aseguró que hay videos donde se ve a personas repartiendo dinero entre los manifestantes.

Mons. Pedro Saldaña
También hizo un llamado a los medios de comunicación a ejercer un periodismo investigativo para descubrir quiénes estuvieron detrás de esta maniobra que tuvo como consecuencia el quiebre de la provincia. “¡Háganlo! Que se investigue, también a las autoridades que deben rendir cuentas por todos los desastres causados”, recalcó.
Saldaña lamentó que las autoridades electas aparecieran públicamente casi un mes después del inicio del conflicto, cuando la población ya vivía lo que describió como una situación de “total indefensión”. “Nos sentimos secuestrados. Esa es la palabra”, enfatizó. Aunque reconoció que las demandas de los trabajadores bananeros eran legítimas, criticó con firmeza la estrategia utilizada. “El daño causado ha sido profundo”, sentenció.
Una provincia paralizada
El obispo Saldaña advirtió que la recuperación económica de Bocas del Toro no será fácil. La crisis no solo afectó la actividad bananera, sino también el comercio, la agricultura, la producción de cacao y plátano, y el turismo, que representa una de las principales fuentes de ingreso para la región.
“Esta es la peor crisis desde el terremoto. Estuvimos incomunicados durante dos meses. Los cierres de abril a junio han sido más duros que los de 2022 y 2023”, afirmó.
Además, subrayó que el desempleo generado por la paralización de la empresa bananera y la liquidación de sus trabajadores debe ser atendido con urgencia. “Le corresponde al Estado buscar soluciones laborales, sobre todo si se negocia un nuevo convenio con la empresa”, señaló.
“No olviden a Bocas”
Con un tono firme pero esperanzador, monseñor Saldaña hizo un llamado urgente a no abandonar a la provincia: “No se trata solo de recuperar empleos, sino de reactivar toda la región. Lugares como Almirante, que vive del banano y del turismo, se han hundido. Recuperar la confianza de los turistas será un reto enorme”.
Panamá, 7 de julio de 2025.