Al concluir su Asamblea Ordinaria No. 223, celebrada del 30 de junio al 4 de julio, la Conferencia Episcopal Panameña emitió un firme comunicado al pueblo y a las autoridades del país, bajo el lema “Panamá nos necesita a todos”, en la que destacan su compromiso con los más vulnerables y hacen un llamado urgente a la responsabilidad, el diálogo y la solidaridad para enfrentar los grandes desafíos nacionales.
En su comunicado, los obispos panameños pusieron de relieve situaciones que marcan profundamente al país, como el creciente desempleo, la crisis educativa, el deterioro institucional, la violencia social y la migración forzada a través de la selva del Darién. A la vez, señalaron signos de esperanza en la solidaridad del pueblo panameño, los avances en materia de salud y justicia, y el deseo ciudadano de construir un Panamá más justo y fraterno.
Defensa de la soberanía y respeto a los tratados
Los obispos manifestaron su preocupación ante declaraciones y posturas de sectores políticos de los Estados Unidos que, según indicaron, podrían vulnerar la soberanía del país, especialmente en relación con el Canal de Panamá y la posible presencia militar extranjera. En ese sentido, exhortaron a las autoridades nacionales a defender la dignidad del pueblo panameño con firmeza y respeto a los tratados internacionales.
Un llamado urgente por la educación
Uno de los temas centrales de la exhortación fue la prolongada huelga en el sector educativo. Los obispos valoraron el compromiso de los docentes, pero hicieron un llamado a levantar la medida y retornar a las aulas, al tiempo que exigieron al Estado garantizar estabilidad laboral y respeto a la dignidad de los educadores. “La educación no puede seguir siendo rehén de la confrontación”, afirmaron.
Migración con rostro humano y respeto a los derechos
Con sensibilidad pastoral, los obispos describieron la realidad de la migración como una tragedia humana que debe ser abordada desde la dignidad y los derechos fundamentales, no solo como un problema de seguridad. La Iglesia panameña reiteró su compromiso de acompañar a los migrantes con caridad y dignidad, e instó a los Estados a asumir esta realidad con responsabilidad compartida.
Violencia, economía y compromiso social
Ante el aumento de la violencia, especialmente contra pueblos originarios y sectores vulnerables, los obispos reafirmaron que ningún tipo de represión o criminalización puede ser justificado, y que la vida y la dignidad humana deben prevalecer por encima de cualquier interés político o económico.
Sobre el modelo económico, insistieron en la urgencia de una economía que ponga al ser humano en el centro. “No podemos continuar con agendas que marginan a los pobres y depredan el medio ambiente”, señalaron. Recordaron que, en una democracia madura, el disenso es legítimo y debe ser escuchado, no reprimido.
La Iglesia como puente de diálogo y reconciliación
En medio de un contexto de polarización social y política, los obispos reafirmaron el compromiso de la Iglesia de ser puente para el encuentro, la reconciliación y la paz. Asumieron su papel profético con claridad: “No podemos ser indiferentes cuando el tejido social se desgarra. La Iglesia no impone rutas, pero abre caminos desde el Evangelio”.
Un país que se construye escuchando y dialogando
La exhortación concluye con un llamado a detener la confrontación estéril, superar el radicalismo y trabajar juntos por el bien común. “La paz y el diálogo no se imponen por decreto; se construyen desde la escucha y la humildad”, afirmaron, invocando la intercesión de Santa María la Antigua, patrona de Panamá, para que acompañe al país en este camino de esperanza y justicia.
En la conferencia de prensa participaron: Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, Arzobispo de Panamá y Presidente de la Conferencia Episcopal Panameña; Monseñor Edgardo Cedeño, Obispo de la Diócesis de Penonomé y Vicepresidente de la CEP; Monseñor Luis Enrique Saldaña, Obispo de David y Secretario General de la CEP; Monseñor Rafael Valdivieso Miranda, Obispo de la Diócesis de Chitré; Monseñor Pedro Hernández Cantarero, Obispo del Vicariato de Darién; Monseñor Manuel Ochogavía Barahona, Obispo de Colón-Kuna Yala; Monseñor Aníbal Saldaña, Obispo de la Prelatura de Bocas del Toro; y Cardenal José Luis Lacunza, Obispo emérito de la Diócesis de David.
El comunicado de los obispos panameño, lo hicieron público a través de conferencia de prensa, ante la presencia de periodistas de diversos medios nacionales e internacionales.
Panamá, 4 de julio de 2025.
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