PANAMÁ. 19 DE MAYO DE 2020. La emergencia internacional del coronavirus enfrenta a la humanidad a una situación sin precedentes en la historia. Ahora más que nunca es necesario que la interdependencia entre las naciones y la salud se consideren un bien primordial que debe protegerse mediante una acción coordinada y solidaria a nivel mundial.
Son las palabras que expresó el Arzobispo Ivan Jurkovič, Representante Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, realizadas en Ginebra, en la 73ª Asamblea Mundial de la Salud, del órgano rector de la Organización Mundial de la Salud, desarrollado por primera vez por videoconferencia.
El prelado recuerda con firmeza el repetido llamamiento del Papa a no abandonar a las personas más vulnerables que viven en la periferia del mundo. La actual pandemia corre el riesgo de agravar las regiones «ya afectadas por situaciones de emergencia», por el hambre y la inestabilidad.
El Arzobispo Jurkovič, destaca la contribución ofrecida por la Iglesia a esta «respuesta mundial» necesaria para hacer frente a la pandemia: los 5.000 hospitales católicos y los más de 16.000 dispensarios pertenecientes a la Iglesia Católica que ofrecen incansablemente «atención sanitaria a todos, garantizando especialmente a los pobres y marginados el acceso a la atención médica y a los medicamentos». Así como también piensa en las «muchas órdenes religiosas, parroquias y sacerdotes» que están a la vanguardia para combatir la pandemia de Covid19.
Haciéndose siempre eco de las palabras del Santo Padre, Monseñor Jurkovič exhorta, por último, a unir las capacidades científicas, para que de forma transparente y desinteresada se puedan encontrar las vacunas y los tratamientos necesarios para curar a los enfermos en todas las partes del mundo.