Los Obispos de la Conferencia Episcopal Salvadoreña, a través de un comunicado que titularon, “Un país según el corazón de Dios” y en el cual han solicitado a los empresarios de que eviten el despido de los trabajadores o la suspensión de sus contratos, aprovechando que no pueden asistir a sus puestos de trabajo mientras cumplen con la cuarentena.
“Obrar así no es humano, y mucho menos cristiano, hoy es el tiempo en el que debemos ayudarnos como hermanos que somos”; así los Obispos han expresado claramente en su comunicado.
También exhortan al Estado, en sus tres órganos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial a trabajar unidos haciendo el mejor esfuerzo para sacar adelante al Pueblo, en este momento crítico de nuestra historia por los efectos del coronavirus.
En este sentido los obispos salvadoreños les recordaron la importancia de proteger a todos los salvadoreños, principalmente a los más pobres y vulnerables, salvaguardando todos sus derechos individuales.
Los Obispos ven con profundo agradecimiento cómo han afrontado los sacerdotes
esta dura realidad: pendientes de su rebaño, impotentes al no poder acompañar de cerca, sufriendo por no poder celebrar con ellos la Eucaristía y los demás
sacramentos, buscando soluciones, sobre todo en las redes sociales, a este
aislamiento obligado.
Para los Prelados salvadoreños ha sido como un gran retiro para todos, sacerdotes y comunidad cristiana. A los sacerdotes, que son nuestros más cercanos colaboradores, les expresamos nuestro profundo afecto y nuestra sincera gratitud por el inestimable servicio que prestan con su testimonio y su ministerio. Este reconocimiento lo hacemos extensivo a los religiosos y religiosas, así como a innumerables laicos que cumplen el papel del buen samaritano con entrega y discreción.
“Nos sentimos solidarios con la realidad que viven las familias: las que están viviendo esta pandemia en estrecha unidad familiar y en comunión con Dios a través de su Palabra, la oración y el diálogo; y también las que han visto cómo aumenta su angustia y sufrimiento, ya sea por las condiciones precarias de su vivienda, la falta de ingresos, los conflictos que se dan en el hogar, las limitaciones de muchos niños y jóvenes para poder realizar las tareas que les dejan sus maestras y maestros” señalan.
Como pastores de un pueblo sufrido y heroico, exhortamos tanto a nuestros gobernantes, a todo nivel, como los responsables de la micro, pequeña, mediana y gran empresa, a que busquemos ante todo el bien de las personas. Y, como hemos dicho tantas veces, una condición fundamental es que se procure, en un clima de respeto, de diálogo sereno y de auténtico sentido patriótico, el bien común de la sociedad.
Concluyen su mensaje insistiendo de que si es grave la amenaza de esta pandemia, hay quizá un peligro mayor que nos esté asechando: “el virus de la indiferencia” ante el dolor de los hermanos y hermanas más débiles. Al respecto dice el Papa Francisco: “que nadie se quede atrás”, exhortan.