PANAMÁ. 2 DE JUNIO DE 2020. Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Chile, recordaron que la vida y la dignidad de cada persona debe ser una prioridad para todos. Los prelados manifiestan que «Chile espera, especialmente de las autoridades políticas y dirigentes sociales, la voluntad y compromiso suficientes para lograr un pacto social por el bien común que permita generar condiciones a favor de todos los habitantes de nuestro país, especialmente los más desposeídos.
Para los representantes de la Iglesia chilena este proceso exigirá la férrea determinación de deponer intereses particulares para alcanzar un acuerdo básico cuyo objetivo sea reorientar los recursos del Estado para entregar el apoyo que requieren los que están sufriendo, y por el tiempo que sea necesario».
En este sentido a juicio de los Pastores advierten que el primer compromiso de todos en este momento, es que cada uno asuma la responsabilidad de cuidarse desde lo personal y cuidar a los demás. “Cumplamos el deber cívico de respetar las normativas sanitarias y las restricciones dispuestas por la autoridad, por el bien de todos. ¡La vida y la dignidad de las personas siempre está primero!», Persistieron.
Los Obispos invitan al pueblo chileno a unirse a un esfuerzo solidario. «Llamamos con urgencia a todas las personas e instituciones que puedan apoyar, con recursos económicos y materiales, difusión y voluntariado, las innumerables campañas solidarias, que se multiplican a lo largo de Chile. A todos invitan: ¡ Esta es la hora de sumarse!”
Expresaron, sus condolencias a las familias que perdieron a sus seres queridos enfermos por el COVID-19, a los contagiados durante la pandemia, «rogando al Dios de la Vida que les sostenga en la esperanza», y «con cordial cercanía» oran por la pronta y total recuperación de quienes padecen la enfermedad, por aquellos hogares donde falta el alimento y el trabajo, el cual debe ser considerado como algo más que cifras.
También agradecen «el compromiso y desvelo del personal de salud y de muchos servidores públicos cuya vida se ha trastocado por esta pandemia. Son tantas personas que se esfuerzan día a día en silencio, arriesgando sus vidas para ayudar a que otros se recuperen, puedan comer y se levanten de las penurias. A todos ellos gracias por enseñarnos cómo se construye Chile.
Al finalizar motivan a los creyentes para que escuchen «la presencia consoladora del Espíritu Santo nos fortaleza en este tiempo, nos haga perseverantes en la oración y la solidaridad.