PANAMÁ. 1 DE MAYO DE 2020. “El trabajo de Pablo en su momento era muy especial porque giraba en torno a la persecución de aquellos hombres fieles que seguían la doctrina de Jesús; celebramos a San José Obrero y el día del trabajador, esta liturgia nos invita a reflexionar y meditar sobre el sentido del valor del trabajo humano, donde muchas veces debemos realizar un labor que no es el mejor ni el mas adecuado como lo fue en el caso de Saulo, sin embargo el convencimiento nos lleva a ponerlo en practica pensando que estaban haciendo lo adecuado”, expresó en su homilía monseñor Pedro Hernández Cantarero, Obispo del Vicariato Apostólico de Darién y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Panameña.
La iglesia a lo largo de los siglos siempre ha tenido su diversidad de criterios con respecto al trabajo humano, en momentos la iglesia a sido apañadora de los amos de los ciegos…luego se reivindico de una manera especifica en el trabajo social, en el que pedía la eliminación de una vida justa, sincera y honesta, donde se toma en cuenta la labor social del trabajador y el deber del patrón de responder a las necesidades del momento, señaló
Ha lo largo del siglo XX han sido varios los documentos los que han ido eliminando el trabajo social y nos han animado a luchar y trabajar por la convocación del trabajador no de la manera que lo hace el capital; sino desde la perspectiva del trabajo humano en la búsqueda de la paz y la misericordia, la unidad y la comprensión entre los deudos y el patrón, recalcó monseñor Hernández.
La lectura de hoy se nos trata de inclinar el valor y el sentido que tienen para nosotros el trabajo del ser humano, como bien lo dice el Jesús en el Evangelio “el que come de mi carne y bebe de mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitare el último día”, dijo.
Según el Obispo del Vicariato Apostólico de Darién, es una experiencia de convocación que nos anima a descubrir la bondad que existe en tus ojos como fieles hijos de Dios en unidad a su ser amado Jesucristo.
En la participación de su Cuerpo y de su Sangre nos hace participe de la vida, que esta palabra siga iluminándonos para poder estar al día en la disposición que la Iglesia pide sobre el trabajo humano y social y eso conlleve a la comprensión, la unidad y la solidaridad de los hombres y que no exista esclavitud sino que el progreso de los pueblos se lleve en el respeto y en la aceptación del trabajo social como experiencia del amor, que esta palabra nos anime y nos impulse a santificar nuestro trabajo como una obra de Dios, exhorta el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Panameña.