PANAMÁ. 24 DE ABRIL DE 2020. El Santo Padre pidió por los agentes educativos, profesores, maestros y los estudiantes afectados a causa de la epidemia del coronavirus y por los que vienen realizando sus actividades académicas de forma virtual; fueron sus palabras al iniciar la Misa en la Capilla de Santa Marta.
“Oremos hoy por los profesores que tienen que trabajar bastante para realizar lecciones a través de internet y otros medios de comunicación y oremos también por los estudiantes que tienen que hacer exámenes de una manera en la cual no están acostumbrados. Acompañémoslos con la oración”.
En su homilía, Su Santidad Francisco, pidió por los pastores, para que tengan un corazón como el de Jesús, cercano a la gente; comentando el Evangelio de hoy (Jn 6, 1-15) afirma, amaba estar en medio de la multitud. No así sus discípulos: y los corrigió. Jesús buscó la cercanía del pueblo y enseñaba a los pastores a estar cerca del pueblo. El pueblo de Dios cansa – subrayó – porque siempre piden a los pastores cosas concretas y el pastor debe ocuparse de lo que la gente pide.
observa el Papa – algún apóstol habría estado feliz de aprovechar esta oportunidad de tener poder: una tentación. Pero el poder del pastor – dijo el Pontífice – es el servicio y cuando se equivoca en este punto, el pastor arruina la vocación y se convierte en gerente de empresas pastorales pero no en pastor.
Pidamos hoy al Señor por los pastores de la Iglesia para que el Señor les hable siempre, porque los ama mucho: nos hable siempre, nos diga cómo son las cosas, nos explique y sobre todo nos enseñe a no temer al pueblo de Dios, a no tener miedo de estar cerca de él, es la oración conclusiva del Papa.
Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística, con esta oración:
“Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén”.