PANAMÁ. 28 DE ABRIL DE 2020. A través de los pobres se toma conciencia de lo que está sucediendo. Escribe el Papa Francisco en un mensaje a las publicaciones distribuidas por voluntarios, inmigrantes y personas sin hogar, puestas a prueba por la crisis causada por el coronavirus.
No son simples hojas de papel sino el signo de una dignidad reencontrada, de una redención obtenida gracias a un trabajo que ya no hace más invisibles, son una voz que no tiene igual porque es susurro o también grito de una condición injusta.
Es la historia de más de 100 periódicos callejeros a los que el Papa Francisco se dirige, en una carta, definiéndolos «extraordinarios», alentándolos a continuar su trabajo incluso ante las dificultades causadas por la pandemia del coronavirus.
“Las personas más frágiles, los invisibles, las personas sin hogar corren el riesgo de pagar el precio más alto”.
El Papa los mira a ellos, a quienes, sobre todo, venden los periódicos callejeros que en su mayoría sin hogar, personas gravemente marginadas y desempleadas”: miles de personas en todo el mundo viven y tienen un trabajo gracias a la venta de estos periódicos extraordinarios «.
El coronavirus ha puesto estas realidades de rodillas y así Francisco expresa su cercanía, pero confía en el futuro con ánimo y en un espíritu de amistad porque el trabajo que se hace es también narración de muchas «historias de esperanza».
Mirar a los más pobres, en estos días, puede ayudarnos a todos a tomar consciencia de lo que realmente nos está sucediendo y de nuestra verdadera condición”.