“Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro siempre a mano en momentos de angustia. Por eso si hay temblor, no temeremos; o si al fondo del mar caen los montes; aunque sus aguas rujan y se encrespen y los montes a su ímpetu retiemble” (Sal. 46: 1-4)
Los obispos de Panamá queremos expresar al pueblo panameño nuestra cercanía y palabra de aliento y consuelo, en estos momentos en que nuestro país ha experimentado los efectos del Huracán Otto, que ha dejado lamentables pérdidas humanas y ocasionado daños a viviendas, vías públicas e inundaciones.
Como pastores queremos hacer llegar nuestra solidaridad y elevamos nuestras plegarias a Dios por quienes han fallecido y por sus familiares, y que confiados en la fe en Jesucristo, les pueda conceder la paz que Él solo puede ofrecer, ante hechos tan dolorosos.
Exhortamos a todos unirnos en oración, sin diferencias religiosas, a realizar jornadas de oración en el lugar donde se encuentren para impetrar al dueño de la Vida que nos conforte en medio de la angustia, para encontrar la paz y la esperanza.
Urgimos a nuestras parroquias, para que abran sus puertas a fin de acoger a los damnificados y atender las necesidades más urgentes a fin de atenuar el drama que han sufrido, en el espíritu de la solidaridad y la caridad cristiana.
A nuestros hermanos en necesidad los encomendamos a la protección de Santa María La Antigua, y suplicamos al Señor que nos conceda a todos ser misericordiosos como nuestro Padre celestial es misericordioso.
Panamá, 22 de noviembre de 2016.